Erase una vez una chica llamada Ana, ella era muy tímida y algo insegura. Ana tiene 18 años y aún no se atreve a decirle al chico que le gusta que quiere estar con él. Éste chico se llama Carlos, es extrovertido y muy seguro de si mismo, todo lo contrario que Ana.
Se acercaba el día de carnaval y a ella se le ocurrió la idea de celebrar una fiesta donde todo el mundo debería llevar puesto un antifaz, para así poder acercarse a Carlos y declararle lo que ella sentía. Así fue, llegó el día de carnaval y todos estaban ansiosos de que llegara el momento de la fiesta, sobre todo ella.
En un momento de la noche, Ana se acercó a Carlos, y ambos muy nerviosos comenzaron a hablar, hasta que de repente Ana le declaró que llevaba mucho tiempo deseando estar con él, Carlos se quedó quieto, sin saber que hacer. En ese momento, Ana se quito el antifaz a la misma vez que Carlos y éste se dio cuenta de que sentía lo mismo por ella desde hace demasiado tiempo pero tenía miedo de que lo rechazara.
Como conclusión, creo que todas las personas deberíamos mostrar nuestros sentimientos, sin ningún tipo de prejuicio. Puede que en ciertos momentos importe la opinión de la gente pero nunca debemos quedarnos con las ganas de algo. Tenemos que arriesgarnos por conseguir lo que queremos.
Hola Maria, te he comentado esta entrada porque estoy de acuerdo contigo en que nos tenemos que expresar mas libremente en todos los aspectos sentimentalmente y personalmente.
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