sábado, 13 de mayo de 2017

Sindrome de Estocolmo-Sindrome de Lima

Todos hemos oído hablar del Síndrome de Estocolmo, éste es una reacción psicológica en la que la victima de un secuestro, violación o retención en contra de su voluntad, desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vinculo afectivo.
Uno de los primeros casos de este síndrome surgió en Estocolmo, donde se produjo un atraco con rehenes producido por Jan Erik Olsson en un banco del centro de la cuidad. Al ser alertada la policía, dos oficiales llegaron de forma casi inmediata. Uno de ellos resultó herido y al otro le ordenaron que se sentase. Olsson había tomado cuatro rehenes y exigió tres millones de coronas suecas, un vehículo y dos armas.
El gobierno se vio obligado a colaborar y le concedió el llevar allí a Clarck Olofsson, amigo del delincuente. Ante la sorpresa, una de los rehenes, Kristin Ehnmark, no solo mostraba su miedo a una actuación policial que acabara en tragedia sino que llegó a resistirse a la idea de un posible rescate. Según decía, se sentía segura.

Sin embargo, existe también el Síndrome de Lima. Este síndrome consiste en lo contrario al de Estocolmo.  Los afectados en este caso son los secuestradores, que empiezan a empatizar, a entender a los rehenes, volviéndose más compasivos.
Este trastorno se puede manifestar de diferentes maneras, por ejemplo, evitándole hacerle daño, dándole ciertas libertades durante su cautiverio e incluso preocupándose por su salud y su bienestar.
El origen del nombre  surgió a partir de la toma de rehenes en la embajada japonesa de Lima. Catorce miembros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru tomaron a cientos de rehenes durante varios días. Entre ellos políticos, diplomáticos y militares. Pero con el paso del tiempo los secuestrados fueron siendo liberados ya que los secuestradores comenzaron a entender su situación.









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